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A Chorus Line


Esta puede ser una de las analogías más enloquecidas de las que se me han ocurrido, pero bueno, los habituales ya estarán acostumbrados.

Para aquellos que no han visto “A Chorus Line”, les diré que es una película musical dentro del musical, o sea, se narra la historia de cómo se prepara un espectáculo musical desde los castings hasta el estreno final. El director del musical es Michael Douglas, que borda el personaje de un amargado profesional a vuelta de todo, exigente con todos tanto fuera como dentro del escenario.

Los castings se van desarrollando hasta que quedan los elegidos y poco a poco nos muestran cómo se preparan a la vez que nos enteramos de algo de sus vidas. El final, es el que se ve en el vídeo, los bailarines interpretan el archiconocido número “One”:

Espectacular, ¿verdad? Pues recordando este número final, se me ocurrió que nosotros somos los bailarines, al principio nos seleccionan y se quedan solo con los mejores pero al final, todos bailan al unísono.

El minuto final, cuando no cantan ya, es antológico, y es el que más me recuerda a la situación actual. Los banqueros nos seleccionan con dureza, nos piden avales y les piden incluso avales a los avalistas de los avalistas, después, debemos movernos siempre al son que nos tocan, son nuestros dueños, ellos deciden quien se va y quien se queda, quien no se ajusta, pierde su casa. Pero somos nosotros, los que damos el espectáculo, la gente paga por vernos a nosotros, los bailarines, sin embargo, los beneficios se los lleva todos el propietario del teatro. Y además es un empresario subvencionado, que si se queda sin dinero, le dan más.

El director exige con dureza durante los ensayos: “págame, págame”, los clientes se mueven todos al mismo ritmo, todos igual, sin salirse de la coreografía, con férrea disciplina, todos con ganas de agradar y complacer al director, un director que no baila con nosotros, nos mira bailar y si un bailarín se lesiona, lo cambia por otro. Y si se lesionan todos, no importa, papá Estado, le da dinero para recuperarse de esas pérdidas y poder reclutar más bailarines.

Es la primera vez que utilizo el cine y mi amado género musical para hacer una analogía de este tipo y aunque ha quedado un poco traída por los pelos, prometo mejorar.

Claudio

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