Como una reina

He contemplado con estupor y vergüenza ajena en muchas ocasiones, como se faltaba al respeto del Rey, por parte de individuos como ese pobre hombre, alcalde de Puerto Real, que si no fuera por la llegada del Rey, todavía estaría escondiéndose como rojo que es. Esos que queman imágenes reales, en actos que recuerdan las venganzas miserables de los que no se atreven en persona y actúan por la espalda. El recurso al pataleo, la victoria pírrica.

Osos borrachos, artistas amantes, yernos yonquis… No se detienen ante nada. Y ahora le ha tocado a Doña Sofía. Esa reina, que tantas veces ha roto el protocolo mostrando sus sentimientos por su pueblo, ha llorado amargamente en las catástrofes que desgraciadamente hemos vivido, que no ha protagonizado ningún escándalo ni el más mínimo desliz.

Su pecado quizás, si se me permite, es el ser demasiado confiada y pensar que un periodista responsable, debe saber lo que se puede o no se puede publicar. Los Reyes nunca se han permitido opinar sobre asuntos de interés público y mucho menos cuando esos asuntos son temas controvertidos y polémicos. Ni siquiera votan en las elecciones generales para que nadie especule sobre el sentido de su voto. La Monarquía no opina sobre los asuntos de estado. Y el matrimonio homosexual, lo es.

Insiste, pese a que se le ha facilitado una salida mediante un comunicado real que jamás debió desmentir, Pilar Urbano insiste, en que lo que viene en el libro es lo que dijo la Reina y que lo que dijo la Reina es lo que viene en el libro. Mal, muy mal Pilar Urbano. Primero, te cierras las puertas a futuros libros de los que tanto te gusta escribir. A ver con que cara te presentas ahora en la Zarzuela a pedir audiencia. Segundo, Pilar Urbano, cabe preguntarse, “Qui prodest?” ¿A quién beneficia? ¿Quién es el que sale más beneficiado de todo esto?
Pues está claro. Las ventas del libro sobre la Reina Doña Sofía que Pilar Urbano acaba de publicar se dispararán como la espuma. Pero, no hacía falta manchar una institución como la Monarquía Española para vender unos cuantos libros más, participar en todas las tertulias de radio y televisión y suicidarse profesionalmente. Porque, Pilar, entre tu palabra y la de la Reina, no tengo dudas. Palabra de Rey.

Claudio

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