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Entre fantasmas

No, no es el título de un artículo de política. Es el título de una serie de televisión.

Habitualmente no suelo dedicar tiempo a criticar negativamente este tipo de programas, pero hoy me he decidido a hacer una excepción.


“Entre fantasmas” narra las aventuras de una joven recién casada, Melinda Gordon, (interpretada por la neumática Jennifer Love Hewitt). Esta chica, que posee una tienda de antigüedades tiene el poder de hablar con los espíritus de personas que han dejado algún tema pendiente al morir y no pueden seguir camino.

Cada episodio de los más de 60 que ya se han rodado, tiene una duración aproximada de 45 minutos, de los cuales, en 44, sale Jennifer Love Hewitt en pantalla. Primeros planos de su rostro, de su buen par de razones para hacer esa serie, planos de cuerpo entero para lucimiento personal y de vez en cuando, sale el fantasma en pantalla, para recordarnos que estamos viendo una serie y no “el diario de Jennifer”

La propia ¿actriz? se ha encargado de la producción y se ha encargado bien, es decir, se asegura su lucimiento completo. No hay capítulo en el que no eche unas lagrimitas (primer plano de los ojos llorosos y las lágrimas resbalando por su cara, peligrosamente cerca del objetivo número uno de la cámara del director: el generoso y bien relleno escote de la muchacha).

No he visto cosa semejante en serie alguna. El pueblo está lleno de fantasmas, espíritus en tránsito, porque Melinda no viaja no, se los encuentra en sus paseos de casa a la tienda y de la tienda a casa. Luego, un acercamiento a la familia, mujer, marido, novia, hermano o lo que sea del espíritu, un “no te creo nada loca, sal de mi casa” hasta llegar al “¿de verdad que está aquí y puede hablar con él?” con el consabido final del espíritu atravesando la luz y todos llorando de felicidad, que después de todo, el muerto al hoyo y el vivo al bollo.

No pierdan su tiempo en esta serie. Viendo un episodio se han visto todos y si lo que les interesa es ver a la protagonista, el esfuerzo no merece la pena, les sale más barato comprarse un póster.

Claudio

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